A parte de los profundos problemas que el Covid-19 ha causado en la salud pública, su mayor efecto colateral quizás sea la de moldear nuestras formas de relacionarnos con el otro. Un fenómeno en donde lo físico ha sido reducido a lo meramente digital. Videollamadas, videotrabajos, videoconferencias, videotodo. Esto que solo existía como una extensión de nuestras actividades diarias, se ha convertido en el único modo de acercarnos a los demás. Nuestra única vía al mundo exterior. Más allá de eso solo hay desconexión, aislamiento y profundos sentimientos de soledad. Un panorama incierto que inspiró la realización de Host, esta película de bajo presupuesto en donde el horror es parte del presente.
Dirigida por un joven director inglés llamado Rob Savage y producida por Shudder (una plataforma de streaming enfocada en el género de terror), Host es de las pocas películas que se han producido durante la cuarentena y una de las que mejor ha capturado el mood actual. Una realidad en donde las relaciones humanas y las actividades cotidianas dependen de nuevos canales de comunicación y como todo esto termina generando sentimientos de ansiedad y angustia en un unos tiempos llenos de nihilismo e incertidumbre donde la estabilidad mental y emocional son ponen a prueba.
La historia es simple. Un grupo de amigxs (cinco mujeres y un varón) se reúnen a través de Zoom con la idea de pasar un rato agradable jugando a una sesión de espiritismo (si es que esto es agradable). Sin embargo, ninguno de ellos tiene conocimientos sobre estas actividades así que contratan a una médium que los guiará en esta experiencia. Luego de unos minutos de charlas cotidianas y tiempo muerto en donde el encuentro parece ser un fiasco, situaciones extrañas e inexplicables comienzan a ocurrir en la casa de cada personaje. Hechos que poco a poco ingresaran en el ámbito de lo paranormal, el desmadre colectivo y la confusión.
Para las personas que estén todos los días conectados a zoom o a otro servicio similar, la idea de ver Host podrá parecerle tediosa y carente de atractivo. Sin embargo, lo peculiar del film es como consigue sacar esa sensación inicial y generar en el espectador una participación voyeurística, y por ende, morbosa. Por sus propias limitaciones, la historia no da muchas variables para jugar con elementos del género. Sin embargo, mantiene el suspenso apoyándose en dos cosas importantes: el fuera de campo (lo que no se ve) y la genial interpretación de su reparto.
A pesar de que el contexto de la reunión este basada en la pandemia del Covid-19, casi no se habla sobre el virus. Un detalle muy importante, ya que el miedo en la película gira sobre el temor a lo que está presente y no puede ser visto. También sobre la de ser testigos de lo que el otro sufre y la incapacidad de hacer algo al respecto. Cada uno de los personajes va experimentando sentimientos de angustia y terror sobre lo que sucede en su propio entorno y la de sus amistades. Savage utiliza todo lo que tiene a su alcance para imprimir tensión a la historia, desde la luz de una vela, sonidos extraños e inclusive los pequeños inconvenientes que se dan en una típica videollamada. Absolutamente todo está puesto para meter miedo.
Obviamente lo de Host no es una idea original ni para nada transgresora. Desde que a finales de los años 90s se estrenará The Blair Witch Project, el género de terror ha ido adaptando sus propuestas a través de cada nuevo formato con el objetivo de encontrar nuevas narrativas y fórmulas para representar esos temores que se esconden en lo banal de las actividades cotidianas. Si en Unfriend, se abordaba la violación a la intimidad y el posterior bullying por las redes sociales, en Host se percibe el tedio y la angustia que se ha generado al perder el relacionamiento diario con los vínculos más cercanos. Ambas películas son idénticas en su tratamiento de como los nuevos canales de comunicación determinan como percibimos nuestras realidades.
Pero más allá de ese subtexto que esconde bajo su superficie, Host es una gran película de género que demuestra como se puede implementar nuevas narrativas a pesar del contexto actual. Una historia a la que cuesta un poco acostumbrarse, pero cuando eso se supera se ingresa en una historia con bastante suspenso, gore y adrenalina en donde el horror va creciendo en cada secuencia. Además a su metraje de solo 56 minutos no le falta ni le sobra una escena.
Lo peculiar de Host es como logra crear una atmósfera aterradora dentro de tu propia casa. En tu propia pieza. Una película que, en un mundo con tantas opciones de películas y series, capaz no tenga el mismo impacto que tuvieron otras de su mismo estilo y que además, corre el peligro de solo funcionar en tiempos del Covid-19. Sin embargo, eso no le quita que sea una de las mejores películas de terror del año, la más actual y de la que te acordarás la próxima vez que te conectes a Zoom y algo extraño pase durante una videollamada. El susto está garantizado.
Calificación: ★★★