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Reseña: Mustang

En un pequeño pueblo de Turquía cinco hermanas huérfanas se enfrentan a la represión de sus familiares, su comunidad y las duras costumbres morales a las que son impuestas por el único hecho de ser mujeres.

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Un tonto juego de adolescentes al final del año escolar termina en un escándalo de duras consecuencias para cinco niñas. A partir de una simple ingenuidad adolescente, la directora turco-francesa Gamze Ergüven, dibuja un retrato duro y actual de la situación de muchas adolescentes en países donde el fundamentalismo religioso rige sobre las costumbres morales de toda una sociedad.

La película es narrada desde la visión de la menor de las hermanas, Lale. A través de sus ojos el espectador se adentra en el hogar de una familia en el norte de Turquía, comandada por una abuela devota al Islam y un tío conservador e impulsivo, quienes tratan de contener los primeros signos del despertar sexual de sus muchachas.

Gamze Ergüven no necesita mucho para mostrarnos una realidad escabrosa y asfixiante. La directora se limita a contarnos la historia desde una casona de altas murallas, puertas pesadas y alejada del pueblo en que viven. En ese lugar las cinco muchachas verán pasar los días, castigadas, enclaustradas y conviviendo  bajo un régimen de educación doméstica en donde aprenderán todas las labores que debe aprender una futura esposa, limpiar, cocer, cocinar, etc. Además, serán despojadas de muchos objetos que pueden conducirlas a un “mal camino” y tendrán que acudir a un hospital para realizarse pruebas de virginidad. Una locura.

Durante todo el verano, tiempo en que transcurre la historia, las hermanas serán cómplices de su propia rebeldía, ya sea en lo personal o en forma colectiva. La más pequeña, Lale, incapaz de comprender lo que sucede a su alrededor será la antítesis a todo lo que ocurre. Su papel de niña curiosa, inquieta y rebelde sera el motor de todo el discurso crítico de la película y los ojos por el cual veremos un aspecto absurdo de la sociedad turca.

Uno de los puntos interesantes del film es como Gamze Erguven aprovecha la situación geográfica de su historia y sitúa a la capital del país como el único referente de libertad que tienen las niñas, en especial Lale. Turquía es un país de tránsito, que se encuentra en el borde de dos mundos diferentes. En este sentido, Estambúl es el lugar más cercano que tienen las muchachas para escaparse de una sociedad que las vende en matrimonios arreglados sin el consentimiento de ellas e inclusive, antes de llegar a la mayoría de edad.

A pesar de que la película nos interpela  sobre la condición de la mujer en sociedades represivas, no se deja llevar por la mera crítica social o una inapropiada sensiblería. El humor dentro del drama actúa como un antídoto necesario dentro de la tragedia. Un escape que ofrece al espectador cierta distensión en medio de tanta violencia.

Lo único que se podría reprochar a Mustang es que se queda algo corta en la historia, más allá de eso es una película necesaria que aboga por los derechos de las mujeres en los países árabes, una lucha encarnizada, desigual y contemporánea. Hay que verla.