Jo, Meg, Amy y Beth son cuatro hermanas que se crían bajo el cuidado de su madre mientras se desarrolla la guerra civil norteamericana lejos de su hogar. Cada una tiene una afición artística y una visión del mundo diferente. En medios de esos contrastes descubrirán el amor y la importancia de los afectos familiares. Adaptación de la clásica novela de Louise Mary Alcott.
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Greta Gerwig confirma sus propias búsquedas e inquietudes, tanto personales y colectivas, en esta nueva adaptación del clásico de Louise Mary Alcott y su segunda película como directora. Vale recordar que su papel más reconocido fue la que interpretó en Frances Ha dirigida por Noah Baumbach, donde hacía de una bailarina cuyo sueño era formar parte de una compañía de danza en la ciudad de Nueva York a pesar de sus propias limitaciones. Unos años después, Gerwig debutaba como directora con la éxitosa Lady Bird, donde narraba la historia de Christine, una joven estudiante que aspiraba a una carrera como artista lejos de la sobreprotección de su madre. Ambas películas, por cierto notables, hablan sobre la búsqueda femenina de una identidad artística propia. Ideas que parecen haber desembocado en este último film, que bajo ese espíritu jovial y cálido que comparte con las anteriores, narra la dificultad que tiene una mujer de forjar su propio destino en contextos ajenos a su voluntad.
Gerwig plantea esto desde el primer momento. La directora cambia la narración lineal del libro para transformarlo en una historia que se va desarrollando aleatoriamente. Así vemos en ese notable inicio como se encuentran cada una de las hermanas March. Gerwig salta en el tiempo y nos muestra la vida de cada una de ellas en un futuro determinado. Una secuencia llena de contrastes emocionales en la que se destaca la presentación del personaje de la tímida Beth que aparece en una casa vacía mientras toca el piano. Gerwig no necesita de muchos recursos para advertirnos que algo ha transformado la vida de las hermanas para siempre.
A pesar de esa licencia que le permite modificar el tono de la narración, la historia que se cuenta sigue siendo la misma. Jo (Saoirse Ronan), Amy (Florence Pugh), Meg (Emma Watson) y Beth (Elizabeth Scanlen) son las cuatro hermanas de la familia March que viven en el estado de Massachussets y cuyo padre se encuentra en la Guerra de la Secesión luchando en el bando de la Unión. Todas ellas están bajo el cuidado de su madre Marmee (Laura Dern), y están dotadas de un talento artístico que las diferencia unas a otras y al mismo tiempo representa la similitud de sus anhelos personales. Sin embargo, el contexto económico y social no favorece a las hermanas cuyos sueños se van diluyendo en medio de las imposiciones sociales de la época. Al mismo tiempo empiezan a relacionarse con Laurie (Timoteé Chalamet), un joven vividor y sin apuros económicos que se enamora de Jo.
A pesar del tono juvenil, carismático y afable de la obra, alrededor de la historia se van haciendo implícitos varias situaciones culturales y sociales que son abordados con mucha sencillez. Que la historia se encuentre situada durante la guerra de la secesión no es un detalle menor, sino que funciona como el eje central que determina el rumbo de la familia March. «Little Women» nunca llega a realizar una dura crítica al sistema patriarcal sobre el cual se rigen las familias norteamericanas. Pero si deja en claro el cambio de rol que se genera en medio de un conflicto bélico en donde la guerra la hacen los hombres, mientras que las mujeres deben cargar con el peso de mantener a una familia.
Es sobre la figura de Jo, altér ego de la propia escritoro, sobre la quen giran estas cuestiones. Ella es la más independiente, crítica y consciente de su propia situación en el mundo, en comparación a sus otras hermanas. Jo March rompe con la idea tradicional que se tenía sobre una mujer en aquellos tiempos y reconfigura el papel de la mujer dentro del ámbito cotidiano. La joven se revela ante su propia condición y busca una manera de hacerse un camino en una sociedad en donde el estatus y el futuro de una mujer, está sujeta inevitablemente a la institución del matrimonio.
En «Little Women» la crítica a esa condición atraviesa todo el film a través del punto de vista de cada uno de sus personajes. Así encontramos las diferencias que existen en Jo y Meg, en donde ésta última decide casarse por amor con un profesor de escasos recursos y formar una familia a pesar de las duras condiciones que eso implica. O la búsqueda de Amy que encuentra en un pretendiente la posibilidad de dejar la pobreza y encontrar el bienestar que ella y su familia se merecen. En este aspecto, Gerwig nunca juzga las acciones de ninguna de sus personajes, ya que giran sobre sus propios deseos y necesidades personales. Un enfoque que deja claro las distintas variables sobra esa imposición social que continúan siendo tan actuales.
La directora sabe capturar con precisión la jovialidad y la inocencia que se encuentra en cada una de las hermanas March y como se relacionan entre ellas. Una estupenda dinámica que engancha desde el principio y cuyo carisma se ve reflejado en el efecto que producen sobre los hombres de la casa Laurence, quienes quedan encantados con la alegría que transmiten todas las hermanas. Una interacción cargada de afecto y emotividad que no iba a ser posible sin un reparto extraordinario en donde se destacan las figuras de Saoirse Ronan y Florence Pugh, en especial esta última que reconstruye la figura de Amy y en opinión de quién escribe estas líneas, se destaca por lejos sobre el resto.
«Little Women» es una gran película cuyo valor principal radica en la posibilidad de acercar temas complejos de una manera sencilla y reflexiva a un público masivo. La respetuosa adaptación de Gerwig demuestra como una historia con más 150 años sigue siendo atemporal en su abordaje sobre temas tan universales como la libertad, el amor, la familia y por sobre todo, el poder de la creatividad artística en momentos vitales. Tan simple como extraordinaria.